Sintiendo estoy en el alma
en estos mismos momentos,
el no poder expresar
la pena que llevo dentro.
Gritar al mundo quisiera
mas no me asiste el derecho,
y ocultar debo una pena
que no me cabe en el pecho.
Antes de morir quisiera
quedara bien entendido,
que a nadie culpo de nada
de lo mucho que he sufrido.
Yo persigo con empeño
el culminar mi misión,
que toda la humanidad
pueda conocer a Dios.
En mi caminar errante
por el mundo peregrino,
de rosas y de claveles
voy sembrando mi camino.
Con las lágrimas del alma
las voy regando al pasar,
para que sirvan de guía
a toda la humanidad.
El lastre que el alma lleva
por este al mundo al pasar
le impide volar más alto
para ver la realidad.
A la tierra está sujeta
el alma por su pecado
y a vivir eternamente
el mundo está condenado.
A este mundo lo comparo
con un barco a la deriva,
en un inmenso océano
que a puerta jamás arriba.
Como un lamento postrero
quiero expresar bien mi pena:
quiero librar y no puedo
al mundo de su condena.