La teoría de las 10.000 horas de Gladwell
Estaba una mañana el bueno de Malcolm Gladwell echando un ojo a los papeles de Ericsson, un estudioso de los expertos en distintas disciplinas. Y se dio cuenta que Ericsson había descubierto que todos esos expertos habían acumulado, al menos, 10.000 horas de práctica, en su disciplina. Así que Gladwell dijo ¡Eureka!, más claro el agua. Cualquiera puede ser experto si practica 10.000 horas. Y vio un filón el tío. Porque el hecho de que cualquiera pudiera ser un experto con la práctica suficiente te abre un nicho de mercado enorme: todo el mundo. Cualquier inútil puede llegar a ser un maestro en la disciplina que pretenda si le dedica el tiempo suficiente. Así que tenía por delante 7.000.000.000 de potenciales compradores de un libro que aún no había escrito, ávidos por ser unos expertos en cualquier campo que te imagines.
10.000 horas son más de 400 días con cada una de sus noches. Vamos a ser realistas. Dediquémosle 6 horas diarias, 6 horas a la semana. Por aquello de que el cuerpo y el cerebro afianzan lo aprendido durante el descanso. Eso son 1.667 jornadas de práctica. Unas 278 semanas. Algo más de 5 años con un programa de preparación para el éxito. Por ahorrar tiempo vamos a dar por hecho de que el programa está diseñado con todas las garantías. Que es infalible. Que si yo quiero emular a Paco de Lucía no se trata de atentar una y otra vez contra las cuerdas de una guitarra comprada en Wallapop. No, vamos a dar por hecho de que cuento con un método diseñado para convertirme en maestro y una Alhambra profesional de 9.000 €. Yo solo tengo que aportar el esfuerzo y sacrificio de practicar 6 horas al día, 6 días a la semana durante algo más de 5 años. Que tiemblen Santana, Van Hallen y Slash… En cuanto domine la guitarra acústica, hago lo mismo con la eléctrica. En 11 años oiréis hablar de mi….
O seguramente no. Porque lo de las 10.000 horas de Gladwell me parece una solemne chorrada. Pero no se trata de una crítica vacía. Ni a él ni al bueno de Ericsson. Yo tengo claro que esto del talento no se hace. O lo tienes o no lo tienes. Pero tampoco es una idea feliz. Es muy sencillo de demostrar. Así que vamos con ello.
El que vale, vale y el que no, al montón.
Yo lo tengo claro. Siento desilusionarte. Si no vales, por mucho que te esfuerces no llegarás muy lejos. Podrás ser capaz de explotar el 100% de tus capacidades. Eso no lo dudo. Pero el límite lo ponen tus capacidades. Y, lamento informarte, por si no te habías dado cuenta, que cada uno tenemos las nuestras. Y somos buenos en unas cosas, excelentes en otras y unos perfectos inútiles en la mayoría. Así que, vete pensando en qué empleas esas 10.000 horas, porque si no vales, las vas a tirar a la basura.
Además, sabemos que esto viene determinado por una función continua con forma de Campana. Se la debemos al bueno de Gauss. Hace ya unos cuantos años, determinó que cualquier característica observable, medible y continua se podría representar en una función, con una media y una desviación típica. Y, sea cual sea la forma de esa campana, se cumple que entre menos 1 desviación típica y más 1 desviación típica alrededor de la media, encontramos, aproximadamente al 68 % de los individuos. Es difícil de explicar con palabras, así que lo vemos mejor con una imagen, que dicen que vale por mil de estas.
Así creo que se entiende mejor. Ahora elige el porcentaje que tú consideras normal. Si dependiera de mi, lo pondría en el 95%. Esto es que, que de cada 100 personas que escojas, 95 pueden ser considerados normales en cuanto a la característica que estés midiendo (peso, altura, velocidad, resistencia, capacidad para tocar la guitarra). Tendríamos un 95% de gente con unas capacidades normales y un 5% de personas con capacidades anormales (fuera de lo normal). Yo elijo el 95%, pero ya te digo que tu puedes escoger cualquier porcentaje por encima del 50% para determinar lo que consideras normal. A mi me parece, como ya he dicho, mas acertado coger el 95%. No vamos a discutir por eso. Pero si estamos hablando de talento, de expertos, de maestría… pues creo que es más real considerar que pocos pueden considerarse así.
Tenemos pues un 5% de anormales. De cada 200 personas elegidas al azar, 10 van a ser anormales. Anormales en el sentido de fuera de lo normal. Ese 5% se reparte, por igual, a ambos lados. Por eso he escogido 200 como ejemplo, para no partir a nadie por la mitad en este paso. De los 200 sujetos, 10 van a ser subnormales (por debajo de los normal) y otros 10 supernormales (por encima de lo normal). Esto ya lo demostró Gauss, si no estás de acuerdo, quizás no deberías seguir leyendo. Tenemos, pues, que un 2,5% de la población tiene unas capacidades, muy por encima de la media, de la norma, para, siguiendo con el ejemplo, tocar la guitarra.
El resto (97.5%) o sea, casi 98 de cada 100, tiene unas capacidades inferiores a estos dos. Esto es una realidad. La quieras asumir o no. Te guste o no. Comulgue o no con tus ideas. Eso no importa, es una realidad. Tan real como que la hierba es verde y el agua moja. ¿Qué igual te gustaría que la hierba fuese azul y que el agua estuviera seca? Vale, para gustos se hicieron los colores. Pero esos gustos no van a cambiar la realidad, por mucho que te empeñes.
Igual que no va a cambiar el hecho de que, por mucho que te empeñes y te esfuerces, como mucho podrás alcanzar a explotar el 100% de tus capacidades. Pero el nivel que alcances con tu 100%, es muy probable que esté lejos del que pueden alcanzar otros. Ya va quedando un poco más claro que ese talento no se hace, sino que más bien se nace. Por pura probabilidad, tú, yo o cualquiera vamos a estar en el montón. Por mucho que nos esforcemos no saldremos del montón. Ese montón que yo he fijado con unas dimensiones concretas: mide 4 desviaciones típicas en la base y su altura es la media. Te dejo una foto del montón….
Acéptalo: el montón es muy grande
En la imagen de arriba está muy claro. El montón tiene ese tamaño. Y puedes dar gracias si estás dentro de él. Porque, como ves, hay la misma posibilidad de estar a la derecha del montón que de estar a la izquierda. Cuanto antes aceptemos que emular a Paco de Lucía no es solo cuestión de tocar 10.000 horas la guitarra, mejor. Así emplearemos esas 10.000 horas en cosas más satisfactorias.
Resumiendo, el talento no se hace. Se nace. O lo tienes o no lo tienes. Solo dos de cada 100 personas cuentas con talento. Por mucho que te esfuerces no vas a salir del montón si estás en él. Tenlo claro. Hay personas con más capacidad que tú. Y también las hay con menos. Y esa es la realidad. Así que ten claro que, si el talento y la capacidad no la traes de serie, no las vas a adquirir ahora. Que no te cuenten milongas. Que no te hagan perder el tiempo. Tampoco creas que por tener un talento innato o una capacidad excepcional lo tienes todo hecho, de eso nada. Si no tienes talento ni capacidad, no los vas a encontrar. Pero si los tienes y no los trabajas, tampoco llegarás a destacar en nada. Pero de eso ya seguiremos hablando otro día.