Con mi pluma en el bolsillo
y las alforjas vacías,
me fui a recorrer el mundo
a llenarlas de poesía.
Mis primeros pasos fueron
a la cuna legionaria
a recibir el bautismo
y regresar a mi Patria.
Con una gran ilusión
y no poca fantasía,
al cabo de veinte años
de nuevo al tercio volvía.
Lo que me ocurrió en mi Patria
es fácil de adivinar,
sin trabajo ni dinero
con que la vida enfrentar
al Tercio volví de nuevo.
En la forja legionaria
mi corazón se templó,
y allí nació la poesía
y allí conocí yo a Dios.
Desde entonces me acompaña
por donde quiera que voy
y a El ruego todos los días
en donde quiera que estoy.
Al cabo de veinte años
de andar por el mundo errante,
he llenado mis alforjas
con la solera del cante.
Y aquí me tienen de nuevo
vaciando el contenido
sacando las conclusiones
del trato de mi destino.
Regreso libre de trabas
y de prejuicios sociales
y no me importa si piensan
que no estoy en mis cabales
Poseído de locura puedo estar
pero lo que es de egoísmo,
nadie me puede acusar.
En cambio yo si me callo
el mal de la humanidad.