Hace mas de veinte años,
tengo un nudo en mi garganta,
que me impide, entre otras cosas el hablar.

Por no reventar quisiera,
expulsar el contenido
de esta historia que me agobia
y morir tranquilamente, aunque fuera de repente,
sin llevarme al otro mundo
este asunto, que voy a tratar de explicar.

Son tantas cosas a un tiempo
que temo, con fundamento,
no saberlas todas explicar.

Por ironías del destino
y las leyes actuales,
hace más de veinte años
que no estoy en mis cabales.

¿A quién expondría yo?
sabiendo que no estoy cuerdo,
este relato morboso,
si así se puede llamar
al haber podido estar
más de veinte años silencioso.

Contemplando amargamente,
cómo te mira la gente,
que sabe que te encuentras
en condiciones de hablar.

Bien quisiera si es posible
conservar este secreto,
por el debido respeto
que se debe a los demás.

Si tuviera que callarme
por temor; ten seguro ¡Vive Dios!
que eso no lo haría jamás.

Y aquí comenzar quisiera
esta historia peregrina
sin vergüenza ni rencor.
Es una causa de honor
que bien expresar quisiera,
si mi pulso no se altera,
al recordar ciertos hechos
que atacan al pundonor.

Paso a paso,
así discurrir quisiera,
para, de alguna manera,
los hechos fieles plasmar.

Que no se puede llegar
al final de esta historieta,
saltando ni dando tretas
por ser una realidad.